El Corazón del Examen de Cuentacuentos que Nadie te Reveló

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스토리텔러 실기 시험의 핵심 주제 - **A charismatic female storyteller, in her late 30s, stands on a warm, softly lit stage.** She is el...

¡Hola, amantes de las historias! ¿Alguna vez han soñado con cautivar a una audiencia, transportándola a mundos lejanos con solo su voz y su imaginación?

¡Madre mía, es una sensación indescriptible! Yo, que he vivido incontables aventuras detrás del micrófono y frente a públicos de todas las edades, sé que convertir esa pasión en una profesión es un camino emocionante.

El examen práctico de cuentacuentos no es solo una prueba; es la puerta de entrada a un universo donde tu creatividad no tiene límites. Por mi propia experiencia y lo que veo día a día en el vibrante mundo de la narración oral, os confieso que no basta con conocer un montón de historias; hay que sentirlas, vivirlas y, sobre todo, saber transmitirlas para crear una conexión mágica e inolvidable con el público.

Desde la dicción perfecta y el ritmo que atrapa, hasta el lenguaje corporal que habla por sí solo, cada detalle cuenta. Además, en esta era digital, el storytelling está evolucionando a pasos agigantados, y los exámenes actuales buscan no solo la tradición, sino también la capacidad de adaptar nuestras narrativas a nuevos formatos y audiencias.

Prepárense para descubrir las habilidades que realmente marcan la diferencia. A continuación, vamos a desgranar juntos cada clave para que brillen con luz propia.

La Magia de tu Voz: Cuando el Aire se Vuelve Historia

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El Tesoro de la Dicción y la Proyección

¡Ay, amigos! Si hay algo que he aprendido en todos estos años de narrar historias, es que la voz es nuestro instrumento más poderoso, ¡una orquesta completa en una sola persona!

Recuerdo mi primer examen práctico, ¡qué nervios! Creía que solo con una buena historia bastaba, pero me equivoqué de lleno. La clave está en cómo cada palabra sale de ti, cómo articulas cada consonante y vocal para que no se pierda ni un ápice de la emoción.

Es como esculpir el aire, ¿sabéis? He visto a cuentacuentos maravillosos con historias fascinantes que, por una mala dicción, perdían a su público en los primeros minutos.

Y no es solo hablar claro, es proyectar esa voz con la fuerza necesaria para llegar hasta el último rincón de la sala, o incluso a través de un micrófono si estamos en un formato digital.

Imaginaos a un abuelo contando un cuento al oído de su nieto, la intimidad es preciosa, pero para un auditorio, necesitamos esa energía extra que solo una buena proyección te da.

Mi truco siempre ha sido practicar frente al espejo, gesticulando, sintiendo cada palabra en mi boca, y grabando mis ensayos. ¡Os sorprendería lo que uno descubre al escucharse a sí mismo!

Es un camino de constante pulido, como un diamante, que al final brilla con luz propia y atrapa a la audiencia desde el primer “Érase una vez…”.

El Ritmo que Engancha: Pausas, Silencios y Aceleraciones

Pero la voz no es solo dicción y volumen, ¡no, qué va! Es también música, es ritmo, es la danza entre las palabras y los silencios. Personalmente, considero que el manejo del ritmo es lo que realmente eleva a un narrador.

Piénsenlo, ¿cómo lograrías describir una escena de suspenso si hablas a toda velocidad? O, ¿cómo transmitirías la alegría de un descubrimiento si tu voz es monótona?

Es un arte, de verdad. He experimentado en carne propia cómo una pausa en el momento justo puede crear una expectativa tan palpable que podrías cortarla con un cuchillo.

Y un silencio… ¡ah, el silencio! Es tan poderoso como mil palabras bien dichas.

Recuerdo una vez que, contando una historia de misterio, dejé un silencio que se hizo eterno antes de revelar el secreto. Pude sentir cómo el público aguantaba la respiración, ¡fue mágico!

Y no olvidemos las aceleraciones, esas ráfagas de palabras que transmiten urgencia, emoción o una cascada de acontecimientos. Es como la respiración de la historia; a veces lenta y profunda, a veces rápida y efervescente.

Dominar esto no se consigue de la noche a la mañana; es una mezcla de instinto, de escuchar muchas historias y, sobre todo, de experimentar con la propia voz.

No tengáis miedo de jugar con vuestro tono, con el volumen, con la velocidad. Vuestra voz tiene un potencial ilimitado, solo hay que descubrirlo y desatarlo.

El Lenguaje que va Más Allá de las Palabras

Tu Cuerpo Habla: Gestos que Cuentan Historias

¿Os habéis fijado alguna vez cómo, sin decir una sola palabra, el cuerpo de una persona ya nos está contando muchas cosas? Pues en el arte de narrar, esto se multiplica por mil.

Para mí, el lenguaje corporal es el otro cincuenta por ciento de la magia. No basta con tener una voz espectacular si tu cuerpo está rígido como un palo o si tus gestos contradicen lo que estás diciendo.

¡Eso es un error que he visto muchísimas veces, incluso en narradores experimentados! Cuando yo me subo a un escenario o enciendo la cámara, mi cuerpo entero se convierte en un personaje más de la historia.

Mis manos se transforman en las alas de un pájaro, mis ojos en el reflejo de la luna, mi postura en la de un valiente guerrero o una tímida princesa. Lo maravilloso es que no necesitas ser un actor profesional; solo necesitas sentir la historia en cada fibra de tu ser.

Practica frente al espejo, exagera al principio si es necesario, y luego ve puliendo hasta que los gestos sean naturales y fluidos, como una extensión de tus palabras.

Recuerda, cada movimiento, cada expresión facial, cada cambio de postura, suma a la atmósfera que estás creando y ayuda a la audiencia a sumergirse por completo en tu relato.

La Mirada: Conexión Invisible, Impacto Inolvidable

Y si hablamos de lenguaje corporal, no puedo dejar de mencionar la mirada. ¡Ah, la mirada! Es el hilo invisible que teje la conexión entre el narrador y su audiencia.

He comprobado una y otra vez que una mirada sostenida, una expresión en los ojos, puede comunicar más emoción que cualquier frase elaborada. Cuando miras a cada persona del público, aunque sea por un instante, les estás diciendo: “Esta historia es para ti, te la cuento a ti”.

Es un acto de generosidad y de entrega. Recuerdo una vez que estaba contando una historia triste y vi cómo los ojos de una señora se humedecían al captar mi mirada.

En ese momento, supe que habíamos creado un vínculo, que la historia la había tocado profundamente. No se trata de escanear la sala como un robot, sino de establecer pequeños y significativos contactos visuales que hagan que cada oyente se sienta parte de la experiencia.

Si estás narrando en un entorno virtual, mira a la cámara como si estuvieras mirando a los ojos de tu mejor amigo. La mirada es el espejo del alma, y en nuestro arte, es la ventana por la que el público se asoma al corazón de la historia.

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Construyendo Mundos: El Arte de la Estructura Narrativa

Tejiendo la Trama: Inicio, Nudo y Desenlace con Alma

Cuando hablamos de estructurar una historia para un examen práctico o para cualquier actuación, muchos piensan en la clásica división de inicio, nudo y desenlace, y sí, claro que es fundamental.

Pero para mí, y esto lo digo desde la experiencia, la clave está en insuflarle alma a cada una de esas partes. El inicio no es solo presentar personajes y escenario; es tender la mano al público y decirles: “Ven, te invito a un viaje”.

Es despertar la curiosidad con la primera frase, crear una atmósfera que los envuelva. El nudo, ¡ah, el nudo! Es el corazón de la historia, donde los conflictos se desarrollan, donde los personajes crecen o caen, donde las emociones se desbordan.

Y es aquí donde muchos narradores novatos se pierden, alargando demasiado o precipitándose. He aprendido que hay que encontrar ese equilibrio perfecto para mantener la tensión sin aburrir, permitiendo que la historia respire.

Y el desenlace… no es solo el final, es la resonancia, el eco que se queda en el alma de quien te escucha. Puede ser un final feliz, triste, abierto, sorprendente, pero siempre debe dejar una huella, una reflexión, una sonrisa o una lágrima.

Es como la última nota de una sinfonía, que sigue vibrando en el aire mucho después de que los instrumentos hayan callado.

Detalles que Resaltan: Creando Imágenes con Palabras

En la narración oral, no tenemos efectos especiales ni grandes escenografías, ¡nuestro lienzo es la imaginación del oyente! Por eso, los detalles son nuestros pinceles más valiosos.

Siempre les digo a mis alumnos: “No digas que un bosque era hermoso; describe la luz filtrándose entre las hojas, el aroma a tierra mojada, el canto de los pájaros que resonaba”.

Son esos pequeños toques sensoriales los que realmente transportan al público al corazón de la historia. He descubierto que al elegir cuidadosamente cada adjetivo, cada verbo, podemos pintar cuadros vívidos en la mente de quienes nos escuchan.

No se trata de abrumar con descripciones interminables, sino de seleccionar aquellos detalles que evocan sensaciones, que construyen la atmósfera, que hacen que el público no solo escuche, sino que vea, huela, sienta y saboree la historia.

Es un equilibrio delicado entre lo que se dice y lo que se sugiere, dejando espacio para que la imaginación de cada persona complete la imagen. Mi experiencia me ha enseñado que una frase bien construida, cargada de imágenes, puede ser más poderosa que un párrafo entero de explicaciones vacías.

Conectando con la Audiencia: Más Allá del Micrófono

La Empatía, Tu Hilo Invisible

Crear una conexión genuina con la audiencia es, sin duda, la joya de la corona para cualquier narrador. No basta con contar una historia de forma impecable; hay que conseguir que el público la haga suya, que se identifique con los personajes, que ría y llore con ellos.

Y para mí, la herramienta más poderosa para lograrlo es la empatía. Es esa capacidad de ponerse en el lugar de quien te escucha, de entender qué tipo de historias resuenan con ellos, qué les conmueve, qué les hace reír.

Cuando yo preparo una narración, no solo pienso en la historia, sino en la gente que tengo delante. ¿Qué edad tienen? ¿Qué experiencias pueden compartir?

¿Qué les gustaría sentir? He comprobado que adaptar el tono, el lenguaje y hasta la elección de ciertos detalles a la audiencia puede transformar una buena historia en una experiencia inolvidable.

Es como una conversación silenciosa donde tú presentas una idea y ellos la completan con sus propias vivencias. La verdad es que he aprendido más de mis oyentes que de muchos libros.

Ellos son mi espejo, y si siento que la conexión es fuerte, sé que estoy haciendo bien mi trabajo.

Involucrando al Público: Pequeños Trucos, Grandes Reacciones

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A veces, para fortalecer esa conexión, es maravilloso involucrar activamente al público. ¡Y no me refiero a pedirles que se levanten y bailen, a menos que la historia lo pida a gritos!

Sino a pequeños gestos, a preguntas retóricas, a invitaciones sutiles a participar. Recuerdo una vez que, contando un cuento de un viaje, les pedí a los niños que cerraran los ojos e imaginaran el color del cielo en ese lugar lejano.

Las sonrisas y los comentarios posteriores fueron increíbles. Otro truco que me encanta usar es crear momentos de complicidad, guiños, como si estuviéramos compartiendo un secreto.

Esos pequeños momentos rompen la barrera entre el narrador y la audiencia y los transforman en cómplices de la historia. Incluso un simple cambio en el tono de voz que invite a una respuesta mental puede ser suficiente.

La clave está en no interrumpir el flujo de la narración, sino en integrarlos de forma orgánica, para que se sientan parte activa de la creación de ese mundo imaginario.

Cuando logras que el público no solo escuche, sino que participe con su imaginación y sus emociones, el impacto de tu narración es infinitamente mayor y más duradero.

Aspecto Clave Descripción para el Éxito Consejo Práctico del Narrador
Dominio Vocal Claridad, volumen adecuado y modulación para transmitir emoción y acentuar momentos. Grábate y escúchate. Practica trabalenguas y respiración diafragmática.
Lenguaje Corporal Gestos, posturas y expresiones faciales que complementen y enriquezcan la narración. Ensaya frente al espejo. Permite que tu cuerpo sienta y exprese la historia.
Conexión con el Público Empatía, contacto visual y capacidad para involucrar a la audiencia emocionalmente. Establece contacto visual con diferentes personas. Adapta la historia a tu público.
Estructura Narrativa Un inicio cautivador, un desarrollo que mantiene la tensión y un desenlace memorable. Planifica los puntos clave de giro. Crea imágenes mentales con descripciones vívidas.
Autenticidad y Pasión Transmitir la historia con convicción, emoción genuina y un estilo personal. Elige historias que te resuenen. Permite que tu propia personalidad brille.
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Superando los Desafíos: Nervios y Adaptación

Domando al Monstruo de los Nervios: Respiración y Confianza

Confesémoslo, ¡los nervios son un bicho raro que nos visita a todos, incluso a los más experimentados! Recuerdo que al principio, antes de cada actuación, sentía un nudo en el estómago que me hacía dudar de todo.

Pero con el tiempo, he aprendido a no verlos como un enemigo, sino como una señal de que lo que estoy a punto de hacer me importa. Mi truco infalible es la respiración.

Unas cuantas respiraciones profundas y lentas justo antes de empezar, oxigenan el cerebro y calman el cuerpo. Además, la confianza viene de la preparación.

Sé que suena a tópico, pero cuando uno conoce su historia al dedillo, cuando ha practicado las voces, los gestos, los ritmos, una gran parte de la inseguridad desaparece.

He descubierto que los pequeños errores son parte de la magia del directo, no hay que obsesionarse con la perfección, sino con la conexión. Incluso a mí me sigue pasando, y siempre me digo: “Esto es una oportunidad para compartir un pedacito de mi alma”.

Y créanme, esa perspectiva cambia todo.

El Arte de la Adaptación: Improvisación y Flexibilidad

Y hablando de desafíos, ¿qué pasa cuando algo no sale como lo planeado? ¡Uf, eso me ha pasado mil veces! Un micrófono que falla, un niño que interrumpe con una pregunta inesperada, una reacción del público que no esperabas.

En esos momentos, la improvisación y la flexibilidad son tus mejores aliados. He aprendido que no hay que resistirse, sino fluir con la situación. Una vez, en plena narración, la luz se fue por completo en la sala.

En lugar de quedarme paralizado, comencé a describir la oscuridad, el silencio, y convertí el incidente en parte de la historia. ¡El público lo adoró!

Se trata de mantener la calma, de tener la mente abierta y de recordar que, al final, el objetivo es mantener la magia. No hay un guion rígido para todo; la vida real es impredecible y nuestro arte también debe serlo.

Desarrollar la capacidad de reaccionar rápidamente y de integrar lo inesperado en tu narrativa, no solo te salvará de apuros, sino que también añadirá un toque de autenticidad y frescura a tu actuación que el público sabrá apreciar.

Tu Huella Única: Desarrollando un Estilo Inconfundible

La Búsqueda de tu Propia Voz Narrativa

En este mundo del cuentacuentos, es tan fácil intentar imitar a los que admiramos. ¡Y no hay nada de malo en aprender de los maestros, claro que no! Pero mi experiencia me ha enseñado que el verdadero éxito, la verdadera conexión, llega cuando encuentras tu propia voz narrativa.

No se trata de cómo otros cuentan las historias, sino de cómo las cuentas *tú*. Es ese conjunto de pequeños detalles: tu sentido del humor, tu forma de usar una pausa, el tipo de personajes que te atraen, tu energía en el escenario.

Recuerdo al principio, que intentaba ser como mis referentes, y aunque funcionaba, no sentía que era yo al cien por cien. Fue cuando empecé a permitirme ser más libre, a inyectar mis propias vivencias y mi personalidad en cada relato, cuando la magia se multiplicó.

Es un proceso de autodescubrimiento, de probar y error, de escuchar muchas historias y de contarlas a tu manera. No tengas miedo de ser diferente, de tener un sello personal.

¡Al contrario! Eso es lo que te hará destacar en un mar de voces.

Historias que Resuenan: Autenticidad y Selección de Material

Y esa voz única también se refleja en las historias que elegimos contar. Para mí, la autenticidad no solo está en cómo narro, sino también en qué narro.

He comprobado que las historias que más me conmueven a mí, que me hacen vibrar, son las que mejor transmito al público. Hay algo casi visceral en contar un relato que te apasiona, que sientes en cada fibra de tu ser.

No se trata de elegir las historias más populares o las que crees que “gustarán”. Se trata de encontrar aquellas que resuenan contigo, que tienen un mensaje que quieres compartir, que te provocan una emoción genuina.

Cuando seleccionas tu material con el corazón, esa pasión se transmite, y el público lo percibe. Además, no dudes en adaptar historias tradicionales, en darles tu toque personal, en reescribirlas para que encajen con tu estilo y tu visión.

Mi consejo es que te sumerjas en la literatura oral, en los cuentos populares de tu región y de otras culturas, y que elijas aquellas gemas que te hagan sentir algo especial.

Porque al final, lo que compartimos es mucho más que palabras; son emociones, son experiencias, son pedacitos de nuestra propia alma.

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글을 마치며

Y así, mis queridos amigos de la palabra y el arte de narrar, llegamos al final de este apasionante viaje por el fascinante mundo de la voz, el gesto y la conexión. Espero de corazón que estas reflexiones, basadas en mis propias vivencias sobre escenarios y frente al micrófono, en lo que he aprendido y desaprendido a lo largo de los años, os sirvan de inspiración para desatar el poder que reside en vuestra propia voz. Recordad, cada uno de nosotros tiene una historia única que contar, un mensaje valioso que compartir, y la forma en que lo compartimos puede mover montañas, construir puentes de entendimiento y encender la chispa en los corazones de quienes nos escuchan. No hay mayor magia que esa, la de transformar el aire en emoción, el silencio en expectación y las palabras en recuerdos imborrables. ¡Seguid creando, seguid resonando, seguid viviendo vuestras historias!

알아두면 쓸모 있는 정보

1. Calentamiento Vocal Diario: Antes de cualquier presentación o incluso de una conversación importante, dedica unos minutos a calentar tu voz. Esto no solo previene lesiones, sino que mejora tu resonancia y claridad, haciendo que tu mensaje llegue con más fuerza y nitidez. Unas vibraciones labiales, movimientos de lengua y un poco de humm-humm pueden hacer maravillas. ¡Yo siempre lo hago antes de grabar mis audios o de subirme a un escenario!

2. Amplía tu Diccionario Personal: Una riqueza de vocabulario te permite pintar con más colores, elegir la palabra exacta para cada emoción o detalle, y evitar repeticiones que cansen al oyente. No tengas miedo de buscar sinónimos, de aprender nuevas expresiones y de atreverte a usarlas. Leer mucho y escuchar a buenos oradores es clave para esta expansión. Personalmente, me encanta descubrir palabras nuevas y buscar la forma de incorporarlas de manera natural en mis relatos.

3. Grábate y Obsérvate sin Miedo: Puede parecer un poco incómodo al principio, ¡lo sé, yo también pasé por eso! Pero grabarte y luego verte o escucharte es una de las herramientas más poderosas para identificar áreas de mejora. Te darás cuenta de gestos repetitivos, muletillas o de tonos que no sabías que usabas. Es como tener a tu propio entrenador personal en casa, dándote la perspectiva externa que necesitas para pulir tu arte.

4. La Narración como Herramienta de Conexión en tu Día a Día: Más allá de los escenarios o los micrófonos, usar la narración en tu vida diaria te ayudará a conectar mejor con las personas. Ya sea en una reunión de trabajo para presentar un proyecto o contando una anécdota divertida a tus amigos, estructurar tus ideas como una historia capta la atención, facilita la comprensión y genera una empatía instantánea. ¡Es un súper poder de comunicación que todos podemos desarrollar y aplicar!

5. Busca Retroalimentación Constructiva y Abierta: No hay crecimiento sin feedback, y no hay narrador que no pueda mejorar. Pide a amigos, familiares o colegas de confianza que te den su opinión sincera después de una narración. Pregúntales qué les gustó, qué les confundió, qué emoción sintieron o qué podrías mejorar. Es invaluable ver tu trabajo a través de los ojos y oídos de otros. Yo, al principio, pedía a mi abuela que me escuchara, ¡y sus consejos, a su manera, eran oro puro!

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importante 정리

En resumen, para que tu voz se convierta en una herramienta inolvidable y para que cada historia que cuentes deje una huella, es fundamental dominar varios pilares. Necesitas trabajar tu dicción y proyección para que cada palabra resuene con una claridad cristalina y alcance hasta el último rincón del alma. El ritmo, las pausas y los silencios son la música de tu narrativa, capaces de enganchar, crear intriga y emocionar al público hasta la médula, marcando la diferencia entre un relato y una experiencia. Tu lenguaje corporal y tu mirada son extensiones directas de tu historia, comunicando sin palabras y tejiendo esa conexión invisible pero poderosa que une al narrador con su audiencia. La estructura narrativa, con un inicio que atrapa, un nudo que cautiva y un desenlace que resuena, es el andamiaje sólido sobre el que construyes mundos en la mente de tus oyentes. Y, por supuesto, la empatía y la implicación del público son el hilo conductor que transforma una simple escucha en una experiencia compartida y memorable. No olvides que superar los nervios con una preparación concienzuda y una mente flexible, así como encontrar y potenciar tu propia voz y estilo único, son los cimientos que te diferenciarán y harán que cada historia que compartas sea una joya auténtica e inolvidable. ¡Atrévete a compartir tu magia y a dejar que tu voz vuele!

Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖

P: reparar un examen práctico de cuentacuentos puede sonar intimidante, ¿verdad? ¡Pero no os preocupéis! Como vuestra amiga y compañera de mil y una historias, os aseguro que con los consejos adecuados y un poquito de corazón, ¡lo bordaréis! He estado en vuestro lugar, sintiendo esos nervios antes de salir al escenario, y os confieso que lo más importante es disfrutar el proceso y transmitir esa pasión que llevamos dentro. Vamos a desvelar juntos las dudas más comunes para que brilléis con luz propia.Q1: ¿Qué habilidades son las más valoradas en un examen práctico de cuentacuentos y cómo puedo potenciarlas?
A1: ¡Ay, qué buena pregunta! Después de tantos años metida en esto, he visto que lo que realmente marca la diferencia va más allá de solo memorizar un cuento. Los examinadores (y el público, por supuesto) buscan esa chispa, esa conexión genuina. Por mi propia experiencia, diría que las habilidades clave son la modulación de la voz, el lenguaje corporal y, sobre todo, la capacidad de transmitir emoción.Pensemos en la voz: no es solo hablar alto o bajo, ¡es un arte! Jugar con los tonos, los volúmenes, los silencios… como si nuestra voz fuera una orquesta que acompaña cada momento de la historia.

R: ecuerdo una vez que estaba contando un cuento de misterio, y al bajar la voz casi a un susurro en el momento clave, ¡sentí cómo la atención de todos se multiplicaba!
Para potenciarla, yo siempre recomiendo grabarse. Sí, ¡grábate! Escucharte te ayudará a identificar dónde puedes mejorar tu dicción, tu ritmo y cómo proyectar mejor tu voz para que llegue a cada rincón de la sala.
Y el lenguaje corporal, ¡madre mía, lo que dice sin palabras! Desde la mirada que conecta con cada persona del público, hasta los gestos que dan vida a tus personajes.
Un buen cuentacuentos no se queda quieto como una estatua; se mueve, gesticula, utiliza todo su cuerpo para narrar. Practicar frente a un espejo, o incluso con un amigo de confianza, puede hacer milagros.
Yo, personalmente, me he pasado horas ensayando gestos y posturas, y os prometo que se nota la diferencia. Pero, si me preguntáis por el ingrediente secreto, os diría que es la emoción.
Un cuento puede ser maravilloso, pero si no lo sientes, si no transmites esa alegría, ese miedo, esa ternura, se queda a medias. La autenticidad es poder.
Elige historias que te toquen el alma, que te hagan vibrar, porque solo así podrás hacer vibrar a tu público. ¡Cuando el narrador siente, el público siente!
Q2: ¿Cuál es la mejor estrategia para elegir el cuento perfecto para mi examen? A2: ¡Uf, elegir el cuento es como elegir un compañero de viaje! Tiene que ser uno con el que te sientas a gusto, que conozcas bien y que te apasione.
Mi primer consejo, y el más importante, es escoger un cuento que realmente disfrutes. Si la historia te aburre, ¡imagínate al público! Busca algo que te haga sentir, que te divierta, que te emocione.
Esa conexión personal con el relato se va a notar en cada palabra que digas. Luego, piensa en el público al que te diriges. Aunque sea un examen, los examinadores son tu público.
¿Es un cuento adecuado para ellos? ¿Despertará su curiosidad? La edad, los intereses…
todo cuenta. No es lo mismo un cuento para niños pequeños, que quizás valoran las repeticiones y los personajes con características humanas, que una leyenda más compleja para un público adulto.
Un buen narrador sabe adaptar su elección y su estilo a quienes le escuchan. También es crucial considerar la longitud y la estructura del cuento. Para un examen, es probable que haya un tiempo limitado, así que una historia que se pueda contar bien en ese lapso es ideal.
Algunas historias de tradición oral, esas que se han contado de generación en generación, suelen ser muy efectivas por su estructura clara y su capacidad para conectar.
Y no olvidéis el mensaje: ¿tiene una moraleja, una reflexión que pueda resonar? Yo he descubierto que los cuentos que dejan pensando al público son los más recordados.
Al final, la historia es tu lienzo, y tú eres el artista que le da vida. Q3: ¿Cómo puedo manejar los nervios y el miedo escénico que a menudo aparecen antes y durante la presentación?
A3: ¡Ah, los nervios! Esa sensación de mariposas en el estómago que todos hemos sentido alguna vez, ¡incluso los más experimentados! Yo misma, después de incontables actuaciones, aún siento ese pellizco antes de salir.
Pero he aprendido que no son tus enemigos, ¡son una señal de que te importa lo que vas a hacer! La clave no es eliminarlos, sino transformarlos en energía positiva.
Lo primero es la preparación. Cuando sabes que dominas el cuento, que lo has ensayado una y mil veces, la confianza sube. Grábate, practica frente al espejo, cuenta a tus amigos o familiares.
Cuanto más familiarizado estés con tu historia, menos espacio dejarás para la incertidumbre. Yo siempre me aseguro de que no solo me sé la historia, sino que la entiendo a fondo, que conozco cada inflexión, cada pausa.
Esa seguridad es un bálsamo para el alma. Antes de salir, te doy un truquito que me funciona de maravilla: ejercicios de respiración. Respirar profundamente, llenando bien los pulmones y soltando el aire lentamente, ayuda a calmar el cuerpo y la mente.
Y sí, ¡visualízate triunfando! Imagina al público sonriendo, disfrutando tu historia. La mente es muy poderosa.
Y una vez que empieces a contar, sumérgete en el relato. Olvídate del examen por un momento y déjate llevar por la magia de la narración. Conecta con tus personajes, vive la historia.
La pasión es contagiosa, y cuando la transmites, los nervios suelen desaparecer como por arte de magia, dejando paso a la pura alegría de compartir. ¡Tú puedes con esto y mucho más!